Aristoteles en su Poetica sento los fundamentos de la estructura dramatica, que, a traves de los años, han sido reelaborados por los por los teóricos, sin que estos hayan podido, escapar de los conceptos básicos por el vertidos.
Estructura dramatica
Externa: Escenas – Actos – Acotaciones
Interna: Accion – Situación – Tema y argumentos. Conflicto – Personajes – Espacio – Tiempo.
Estructura Externa
Escena
Es el núcleo de accion dramatica que, en principio, esta limitado por la entrada y salida de los personajes.
Una escena esta hecha en base a monologos, dialogos, silencios (muy importantas) y acotaciones para la puesta en escena.
Son las partes en que se divide una obra, pudiéndoles identificar ya sea, por su tema central o por la tensión dramatica , preponderante (“la búsqueda”, “la revelación”, “de miedo”, “violenta”, etc.)
Actualmente en los textos dramáticos no se estila marcar cada escena, pero antes se lo hacia, como una forma de dividir la obra mecánicamente. Pero, indudablemente, la escena “es algo mas que una división mecanica, puesto que determina hasta cierto punto lo que se va produciendo en la obra y, en consecuencia, afecta a su estructura”.
Es por eso que la duración de las distintas escenas que integran un acto o una obra es variable, pudiendo ser cortas o largas, de acuerdo con las pautas que la determinan.
Acto
Un conjunto de determinado numero de escenas, forma un acto.
Este, por la característica de la accion que contiene, representa una unidad.
Estas unidades, que en un principio fueron cinco (actualmente suelen ser dos), pasaron luego a ser tres, que corresponderían a las fases de:
a) Presentación
b) Desarrollo del conflicto
c) Desenlace.
a) En la exposición o presentación se conocen los personajes y la situación que originara el conflicto.
Según Heffner, “la primera escena del primer acto, debe estar destinada a producir los siguientes efectos:
1) Concentrar la atención del publico.
2) Adueñarse de su interes.
3) Conducir adelante este interes.
4) Establecer la modalidad de la obra, es decir, indicar al publico como debera tomarla”.
b) Desarrollo del conflicto. Esta segunda parte es el nudo de la obra. Es donde esta se desenvuelve y llega al momento álgido. Hace entendible lo que se sugirió en presentación. En una palabra, desarrolla la trama. Va desde la situcion basica hasta la escena culminante.
c) En el desenlace es donde se resuelve favorable o desfavorablemente el conflicto o problema en la obra.
Es conveniente, cuando se trata de obras infantiles, que la resolución e estos problemas sean totales, que no dejen interrogantes que por su abstracción, serian difíciles de entender para los niños.
Acotaciones
Son las Explicaciones que introduce el autor, para el director o el interprete, destinadas a aclarar detalles de la escenografia, vestuario, fijar la ubicación o movimiento de los personajes, señalar la conveniencia de un silencio, etc.
Pueden ser:
De lanzamiento
De lugar y tiempo
De descripción física y psíquica del personaje
De tensión dramatica
De gesticulación etc.
Suelen ser muy sintéticamente expresadas y van entre paréntesis.
Estructura interna
La estructura interna esta directamente entroncada con la presentación, el desarrollo del conflicto y el desenlace. Es decir, que esta íntimamente ligada a la estructura externa en su división en actos.
Es todo lo que se relaciona con el pensamiento del autor.
Accion
Es el movimiento general que hace que entre el principio y el fin de una obra, haya nacido algo, se haya desarrollado y haya muerto. “La accion dramatica es el modo como se desenvuelve el argumento de una pieza teatral” “La accion confiere y deslinda el carácter de los personajes, avanza el argumento, mantine el interes del espectador”.
Es la que da la tonica, el movimiento, el clina de la obra.
En toda obra teatral, los personajes, movidos por el tema, por el argumento, experimentan emociones que se traducen a traves de reaciones, las que crean un conflicto. Todo esto genera la accion, la que a su vez,determina el carácter de los personajes. Vemos, asi, la obra dramatica.
Una accion puede ser externa, cuando los personajes la muestran, o interna, cuando la viven en su interioridad.
La accion se vuelve compleja por golpes de efcto, como son los factores excitantes y los retardantes. Son los llamados resortes dramáticos.
Resortes dramáticos
Factores excitantes
Sorpresa:
cuando se presenta un personaje no previsto, no esperado, o bien un suceso impensado.
Apartes:
son la expresión de los pensamientos del personaje o de sus reflexiones respecto de lo que esta sucediendo.
Suspenso:
cuando la resolución de problema se alarga y mantiene el interes del publico.
Retrovisiones:
un personaje que recuerda el pasado.
Sueños:
dados a conocer mediante una u otra técnica.
Final feliz:
apresura la accion.
Factores retardantes
Peripecias:
son los obstáculos que encuentran los personajes para el logro de sus propósitos.
Situación
“Es la menor unidad escenica de potencia teatral” . Es la que lleva adelante la accion, la conduce, haciendola avanzar a traves de un dialogo.
Son pequeños núcleos dramáticos, pequeñas intrigas o “fuerzas” que llevan a la movilización. Hacen progresar la accion, con la que se encuentran tan íntimamente ligadas, que no se puede reconocer, a ciencia cierta, cual es situación, y cual accion.
Cada situación esta encadenada a su inmediata anterior, siendo a su vez, encadenante de la posterior. No puede considerársela aisladamente, ya que todas ellas son acciones auxiliares que llevan a la accion central, a la que prestan su apoyo. En una obra, cada situación lleva a otra situación y todas juntas producen la catarsis.
Tema y argumento.
Conflicto
Cuando extraemos la quintaesencia de una obra, y la podemos expresar con una, dos o tres palabras, decimos que hablamos del tema de la misma, el que esta unido al significado de la pieza. Asi, decimos que el tema de tal o cual obra es el amor, la vanidad o la injusticia.
Una obra puede tener un tema principal o central y uno o varios subtemas.
Si tratamos de explicar como se llega al tema, y nos hacen falta mayor numero de plabras para decirlo, estamos refiriéndonos al argumento.
El tema es una especie de abstracción. En cambio el argumento es una relacion de los acontecimientos que se conocen a traves de los personajes cuando actuan. Estos acontecimientos, con su principio, medio y fin, forman la historia o “fabula” (según el concepto de totalidad que le da Aristóteles) que se apoya en un conflicto.
El conflicto es la esencia del drama. Es “lo que acontece entre los personajes (protagonista y antagonista), el suceso por el cual se establece una lucha, un contraste, que transforma el objetivo de uno de ellos y determina un desenlace de la situacioncreada”.
Se pueden plantear un conflicto entre dos inclinaciones deseos de un mismo personaje, entre el protagonista y el antagonista, entre un individo y la sociedad, etc.
Personajes
Es muy importante que un autor sepa crear caracteres solidos,bien construidos. Estos no se pueden describir o retratar; hay que mostrarlos. ¿Cuándo? Ahora, en este momento, en el momento de la representación. ¿Dónde? Aquí, en este lugar, en el escenario.
Para dar a conocer a un personaje, este debe actuar en el presente, ya sea que la accion se desarrolle en el pasado o en el futuro. Ademas, un personaje no puede ser evocado. Su presencia debe poder palparse.Debe estar aquí, junto con los espectadores. A esto es a lo que se llama el aquí y ahora del teatro.
Todo personaje ha de tener un carácter definido, el que podra apresiarse a traves de la trama (que a su vez esta determinada por el accionar de los personajes) del enfrentamiento de protagonista y antagonista y circunstancialmente, por las acotaciones.
A un personaje teatral lo hacen:
a) un carácter determinado.
b) Una voluntad firme
c) Su compartimiento frente a una situación o un medio ambiente que se opone a esa voluntad.
En cuanto al punto a: el carácter del personaje, esta dado por la vida interior del mismo, la forma, la manera en que asume la situación. Tambien por sus rasgos exteriores: edad, fisico, expresión verbal, postura habitual, forma de caminar, etc.
B) Todo personaje tiene voluntad. Esa voluntad es la que da forma al carácter. Incluso el personaje carente de voluntad, tiene una voluntad que le impone no tenerla.
d) Si un personaje reacciona inmoderadamente ante una situación dada, deducimos que su carácter es violento. Si lo hace con mansedumbre, diremos que es tranquilo. Si se conforma ante los hechos, pensaremos que es resignado. La forma de reaccionar, tambien nos esta fijando el carácter de un personaje.
Para comprender a un personaje, ha que preguntarse como esta inserto en una situación y que motivaciones lo mueven. Como resuelve los enfrentamientos, ya sea como protagonista o como antagonista, y como supera los obstáculos que se le van presentando.
Se encuentran en una obra dramatica, personajes principales y personajes secundarios.
Espacio
Puede ser:
a) visible.
b) No visible o abstracto
a) El visible es el espacio en el que se desarrolla la accion; el espacio tridimensional que llamamos escenario y que completamos o no con la escenografia.
b) El no visible es aquel que imaginamos, que “vemos” a traves de la actuación de los personajes, pero que no se materializa en el escenario.
Tiempo
Hay tres tiempos en la obra teatral:
a) tiempo cronológico
b) tiempo escénico
c) tiempo interior
a) Tiempo cronológico es el de nuestro reloj. Lo que dura la representación. El tiempo que el espectador permanece en su butaca.
b) Tiempo escénico es el que transcurre dentro de la accion; el tiempo necesario para que, en la trampa,se desarrollen los acontecimientos. Pueden ser horas, dias, meses o años.
c) Tiempo interior es el que transcurre en los personajes. Es decir, como influyen los acontecimientos en un personaje. En un tiempo escénico de un par de horas, un personaje puede haber “vivido” varios años. Dare un ejemplo sencillo. Una jovencita mimada por la vida se ve, en el espacio de pocas horas, huérfana y carente de toda clase de recursos. Debe tomar resoluciones, solucionar problemas, resolver su futuro, etc. En esas pocas horas (tiempo escénico), para ella, por la precipitación de los acontecimientos, han pasado meses o años. Es decir que ella “ha vivido”, subjetivamente, meses o años. Es a esto a lo que llamamos tiempo interior.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Preguntas!
¿Cuándo fue cultivada la loa?
en el siglo de oro español.
¿Comó se escenifica?
en el primer acto o jornada de una comedia
¿Cómo se presidia?
con tonos musicales, cantando y guitarras.
¿Qué servía de preámbulo?
la pieza musical para disponer positivamente al publico
¿Qué paso con posterioridad con la loa?
se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor
.......................................................
¿Qué es el sainete?
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular.
¿Cómo se presenta?
que se representaba como intermedio de una función o al final.
¿A quién sustituyo en que siglos?
Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.
¿A qué se dedicaba el sainete valenciano?
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana
¿Cuáles son los sainetistas más destacados?
Eduardo Escalante, Josep Bernat i Baldoví y Francisco Palanca Roca.
en el siglo de oro español.
¿Comó se escenifica?
en el primer acto o jornada de una comedia
¿Cómo se presidia?
con tonos musicales, cantando y guitarras.
¿Qué servía de preámbulo?
la pieza musical para disponer positivamente al publico
¿Qué paso con posterioridad con la loa?
se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor
.......................................................
¿Qué es el sainete?
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular.
¿Cómo se presenta?
que se representaba como intermedio de una función o al final.
¿A quién sustituyo en que siglos?
Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.
¿A qué se dedicaba el sainete valenciano?
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana
¿Cuáles son los sainetistas más destacados?
Eduardo Escalante, Josep Bernat i Baldoví y Francisco Palanca Roca.
lunes, 12 de noviembre de 2012
Loa.
La Loa es un subgénero dramatico o teatral cultivado en el Siglo de Oro español.
CARACTERISCAS
Se trata de una composición breve en verso (de arte mayor: quintillas al final, [[RomXVII) que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con una máxima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.
Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el Topicó literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local. Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.
Con posterioridad a Lope de Vega la loa se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor, como el entremés, pasó del monólogo al diálogo y adquirió una cierta acción dramática y heterogeneidad de temas (las mujeres feas, la espada, los días de la semana, animales e insectos...), terminando por ser una breve composición dramática que se representaba antes de la comedia.
CARACTERISCAS
Se trata de una composición breve en verso (de arte mayor: quintillas al final, [[RomXVII) que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con una máxima acción dramática. Se precedía de unos tonos musicales, cantados a veces, con guitarras, vihuela y arpa, que se reiteraban tras su fin.
Servía de preámbulo a la pieza teatral para predisponer positivamente al público (mediante el Topicó literario de la captatio benevolentiae) elogiando el lugar y a sus vecinos y al santo del día; encarecía el mérito de los actores o de la compañía, presentaba su repertorio, pedía indulgencia ante los posibles errores, y resumía o explicaba brevemente el contenido de la pieza sin anticipar su conclusión. Muchas veces, si la compañía venía de otro lugar, solía encomendarse a algún poeta local. Solía tener la función práctica de aplacar el natural bullicio de la gente congregada para asistir a la representación teatral. La solía recitar el autor o empresario de la compañía.
Con posterioridad a Lope de Vega la loa se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor, como el entremés, pasó del monólogo al diálogo y adquirió una cierta acción dramática y heterogeneidad de temas (las mujeres feas, la espada, los días de la semana, animales e insectos...), terminando por ser una breve composición dramática que se representaba antes de la comedia.
Sainete
Un sainete es una pieza dramática jocosa en un acto y normalmente de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final. Sustituye al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX.
Sainete Valenciano
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana (España) de estos siglos. Una de sus características recurrentes es que los personajes de las clases bajas hablaban valenciano, mientras que los forasteros, los miembros de la burguesía o todo aquel que tenía una voluntad de no ser clasificado o de aparentar más riqueza y educación, hablaban un castellano plagado de valencianismos y de incorrecciones. Generalmente la crítica que se realiza de esta presunción es meramente moral, no sociolingüística.
Entre los sainetistas valencianos más destacados encontramos: Eduardo Escalante, Josep Bernat i Baldoví y Francisco Palanca Roca.
Sainete Valenciano
El sainete valenciano pretendió ser un reflejo de la vida social de la Comunidad Valenciana (España) de estos siglos. Una de sus características recurrentes es que los personajes de las clases bajas hablaban valenciano, mientras que los forasteros, los miembros de la burguesía o todo aquel que tenía una voluntad de no ser clasificado o de aparentar más riqueza y educación, hablaban un castellano plagado de valencianismos y de incorrecciones. Generalmente la crítica que se realiza de esta presunción es meramente moral, no sociolingüística.
Entre los sainetistas valencianos más destacados encontramos: Eduardo Escalante, Josep Bernat i Baldoví y Francisco Palanca Roca.
Teatro origenes y tipos.
El teatro es una de las disciplinas artísticas, que podemos dividir en dos elementos básicos, la dramaturgia, que es la creación del texto de la obra y la representación escénica, que es la puesta de la obra con sus adaptaciones, dirección, ensayos y funciones.
Podemos dividir el teatro en varias clasificaciones, por géneros y por tipos, cada una destaca una cualidad de esa clase de teatro, ya sea el estilo o las características propias de las obras y puestas en escena.
Las distintas clasificaciones de teatro
Clasificación por tipos:
Tragedia: Es el género dramático tradicional, donde el argumento versa sobre un asunto desgraciado con un desenlace fatal. En este género intervienen personajes nobles o heroicos.
Comedia: Es un género teatral tradicional contrapuesto al de la tragedia, donde el desenlace es alegre y optimista. Está destinado a despertar la risa del espectador y está asociado con las clases bajas.
Drama: Es el género donde se representan acciones de la vida, tratando asuntos serios y profundos por medio del diálogo. Este género puede dividirse en: drama histórico, drama isabelino, drama lírico, drama social, drama litúrgico, drama satírico.
Tragicomedia: Es la obra que combina el género trágico con la comedia. Se desarrolló a partir del Renacimiento. No marca diferencias sociales y emplea diversos lenguajes.
Paso: Es una obra dramática corta que trata un hecho sencillo de tratamiento cómico empleando un lenguaje realista. Se considera el precursor del entremés.
Entremés: Es una pieza teatral cómica en un único acto, surgida en España en el siglo XVI. Solían representarse en los intermedios de las obras dramáticas y de allí su nombre.
Auto sacramental: Son obras que representan episodios bíblicos, temas morales o religiosos. Solían representarse en los templos o en los pórticos de las iglesias.
Monólogo: Es una obra dramática interpretada por un solo autor, aunque pueden intervenir varios personajes. Se trata de un parlamento único que puede ser pronunciado en soledad o frente a otros personajes.
Farsa: Es una obra cómica que a diferencia de la comedia, no necesita tratar sobre un asunto verosímil o realista.
Vodevil: Es una comedia en la cual se entremezclan canciones y bailes, con carácter alegre, frívolo y amoroso. Ganó popularidad en Francia en los siglos XVIII y XIX.
Ópera: Es una obra teatral donde los diálogos se desarrollan a través del canto fundamentalmente. Originada en Italia a fines del siglo XVI, puede dividirse en : ópera seria, romántica, bufa, legendaria, etc.
Zarzuela: Obra dramática y musical que alterna parlamentos dialogados con canciones. Es un género español creado por Calderón de la Barca en su pieza “El jardín de Farelina” (1648) o por Lope de Vega en “La selva sin amor” (1629).
Sainete: Obra breve y jocosa de carácter popular, donde se ridiculizan costumbres y vicios sociales. Es un heredero del entremés.
Género chico: Es un género español de argumento simple y de poco contenido, que se desarrolla en menos de una hora en un escenario con un único decorado.
Clasificación por tipos de teatro
Pantomima: Es el tipo teatro físico que se representa sin utilizar la palabra y empleando el gesto en su sustitución. Para expresar las distintas situaciones de manera comprensible, este tipo de teatro emplea códigos muy estrictos en los movimientos. Este tipo teatral es heredero del teatro de pantomima clásico.
Teatro de títeres y marionetas: Estos tipos de teatro emplean muñecos en lugar de actores y representan situaciones humanas o animales de forma análoga a cómo lo harían los actores. Este tipo de teatro generalmente está destinado al público infantil.
Teatro de sombras: Este tipo teatral originado en China e India también emplea muñecos en lugar de actores, con la particularidad de que el público jamás observa directamente a los muñecos, sino sus sombras que se proyectan sobre una pantalla que está frente al espectador. Está considerado como uno de los antecedentes del cine.
Teatro negro: Este tipo de teatro se sirve de los efectos visuales para lograr la ilusión de objetos animados. El ojo humano no es capaz de distinguir objetos negros sobre negro y este es el fundamento del teatro negro. Es un teatro de manipulación de objetos donde los “titiriteros” están completamente vestidos de negro y manipulan objetos que son expuestos a luz negra y que parecen virtualmente levitar por sí mismos. La compañía más famosa en este tipo de teatro es el Teatro Negro de Praga.
Teatro callejero: Es una forma de teatro que trata de acercar el espectáculo teatral a las masas. Es un teatro que se representa en espacios públicos al aire libre y que puede tener alguna clase de escenografía o prescindir de ella totalmente. El estilo de representación es diferente al que se emplea en el teatro en sala debido al entorno. En estas obras se suele aprovechar el espacio como parte de la obra y suele ser interactivo. Una de las variantes del teatro callejero es el teatro invisible, donde el público no tiene conocimiento de que está presenciando una obra teatral.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Elementos de un Ensayo
Ensayo
La estructura del ensayo es sumamente flexible, ya que toda sistematización es ajena a su propósito esencial, que es deleitar mediante la exposición de un punto de vista que no pretende agotar un tema, como sí haría (y sistemáticamente) el género literario meramente expositivo del tratado; por eso estas indicaciones son meramente orientativas.Introducción Desarrollo Conclusión
Es la que expresa el tema Contiene la exposición y En este apartado el autor
y el objetivo del ensayo; análisis del mismo, se expresa sus propias ideas
explica el contenido y los plantean las ideas propias sobre el tema, se permite
subtemas o capítulos que y se sustentan con dar algunas sugerencias
abarca, así como los criterios información de las fuentes de solución, cerrar las ideas
que se aplican en el texto, necesarias: libros, revistas, que se trabajaron en el
es el 10% del ensayo y Internet , entrevistas y otras desarrollo del tema y proponer
abarca más o menos 6 Constituye el 80% del líneas de análisis para posteriores
renglones. ensayo. En él va todo el escritos.
tema desarrollado,
utilizando la estructura interna:
60% de síntesis, 10% de resumen
y 10% de comentario.
domingo, 4 de noviembre de 2012
El aventurero.
No consiste la fuerza en echar por tierra al enemigo, sino en domar la propia cólera, dice una máxima oriental.
No abuses de la victoria, añade un libro de nuestra religión.
Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto estuviere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios son todos iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia, aconsejó, en fin, don Quijote a Sancho Panza.
Para dar realce a todas estas elevadísimas doctrinas, y cediendo también a un espíritu de equidad, nosotros, que nos complacemos frecuentemente en referir y celebrar los actos heroicos de los españoles durante la Guerra de la Independencia, y en condenar y maldecir la perfidia y crueldad de los invasores, vamos a narrar hoy un hecho que, sin entibiar en el corazón el amor a la patria, fortifica otro sentimiento no menos sublime y profundamente cristiano: el amor a nuestro prójimo; sentimiento que, si por congénita desventura de la humana especie, ha de transigir con la dura ley de la guerra, puede y debe resplandecer cuando el enemigo está humillado.
El hecho fue el siguiente, según me lo han contado personas dignas de entera fe que intervinieron en él muy de cerca y que todavía andan por el mundo. Oíd sus palabras textuales
-Buenos días, abuelo... -dije yoooo.
-Dios guarde a usted, señorito... -dijo
-¡Muy solo va usted por estos caminos!...
-Sí, señor. Vengo de las minas de Linares, donde he estado trabajando algunos meses, y voy a Gádor a ver a mi familia. ¿Usted irá...?
-Voy a Almería..., y me he adelantado un poco a la galera, porque me gusta disfrutar de estas hermosas mañanas de abril. Pero, si no me engaño, usted rezaba cuando yo llegué... Puede usted continuar. Yo seguiré leyendo entre tanto, supuesto que la galera anda tan lentamente que le permite a uno estudiar en mitad de los caminos.
-¡Vamos! Ese libro es alguna historia... Y ¿quién le ha dicho a usted que yo rezaba?
-¡Toma! maraco ¡Yo, que le he visto a usted quitarse el sombrero y santiguarse!
-Pues, ¡qué demonio!, hombre... ¿Por qué he de negarlo? Rezando iba... ¡Cada uno tiene sus cuentas con Dios!
-Es mucha verdad.
-¿Piensa usted andar largo?
-¿Yo? Hasta la venta...
-En este caso, eche usted por esa vereda y cortaremos camino.
-Con mucho gusto. Esa cañada me parece deliciosa. Bajemos a ella.
Y, siguiendo al viejo, cerré el libro, dejé el camino y descendí a un pintoresco barranco.
Las verdes tintas y diafanidad del lejano horizonte, así como la inclinación de la montañas, indicaban ya la proximidad del Mediterráneo.
Anduvimos en silencio unos minutos, hasta que el minero se paró de pronto.
-¡Cabales! -exclamó.
Y volvió a quitarse el sombrero y a santiguarse.
Estábamos bajo unas higueras cubiertas ya de hojas, y a la orilla de un pequeño torrente.
-¡A ver, abuelito!... -dije, sentándome sobre la hierba-. Cuénteme usted lo que ha pasado aquí.
-¡Cómo! ¿Usted sabe? -replicó él, estremeciéndose.
-Yo no sé más... -añadí con suma calma-, sino que aquí ha muerto un hombre... ¡Y de mala muerte, por más señas!
-¡No se equivoca usted, señorito! ¡No se equivoca usted! Pero ¿quién le ha dicho?...
-Me lo dicen sus oraciones de usted.
-¡Es mucha verdad! Por eso rezaba.
Yo miré tenazmente la fisonomía del minero, y comprendí que había sido siempre hombre honrado. Casi lloraba, y su rezo era tranquilo y dulce.
-Siéntese usted aquí, amigo mío...-le dije, alargándole un cigarro de papel.
-Pues verá usted, señorito... -Vaya, ¡muchas gracias! ¡Delgadillo es!...
-Reúna usted dos y resultará uno doble de grueso -añadí, dándole otro cigarro.
-¡Dios se lo pague a usted! Pues, señor... -dijo el viejo, sentándose a mi lado-, hace cuarenta y cinco años que una mañana muy parecida a ésta pasaba yo casi a esta hora por este mismo sitio...
-¡Cuarenta y cinco años! -medité yo.
Y la melancolía del tiempo cayó sobre mi alma. ¿Dónde estaban las flores de aquellas cuarenta y cinco primaveras? ¡Sobre la frente del anciano blanqueaba la nieve de setenta inviernos!
Viendo él que yo no decía nada, echó unas yescas, encendió el cigarro, y continuó de este modo:
-¡Flojillo es! Pues, señor, el día que le digo a usted venía yo de Gergal con una carga de barrilla y al llegar al punto en que hemos dejado el camino para tomar esta vereda me encontré con dos soldados españoles que llevaban prisionero a un polaco. En aquel entonces era cuando estaban aquí los primeros franceses, no los del año 23, sino los otros...
-¡Ya comprendo! Usted habla de la Guerra de la Independencia.
-¡Hombre! ¡Pues entonces no había usted nacido!
-¡Ya lo creo!
-¡Ah, sí! Estará apuntado en ese libro que venía usted leyendo. Pero, ¡ca!, lo mejor de estas guerras no lo rezan los libros. Ahí ponen lo que más acomoda..., y la gente se lo cree a puño cerrado. ¡Ya se ve! ¡Es necesario tener tres duros y medio de vida, como yo los tendré en el mes de San Juan, para saber más de cuatro cosas! En fin, el polaco aquél servía a las órdenes de Napoleón..., del bribonazo que murió ya... Porque ahora dice el señor cura que hay otro... Pero yo creo que ése no vendrá por estas tierras... ¿Qué le parece a usted, señorito?
-¿Qué quiere usted que yo le diga?
-¡Es verdad! Su merced no habrá estudiado todavía de estas cosas... ¡Oh! El señor cura, que es un sujeto muy instruido, sabe cuándo se acabarán los mamelucos de Oriente y vendrán a Gádor los rusos y moscovitas a quitar la Constitución... ¡Pero entonces ya me habré yo muerto!... Conque vuelvo a la historia de mi polaco.
El pobre hombre se había quedado enfermo en Fiñana, mientras que sus compañeros fugitivos se replegaban hacia Almería. Tenía calenturas, según supe más tarde... Una vieja lo cuidaba por caridad, sin reparar que era un enemigo... (¡Muchos años de gloria llevará ya la viejecita por aquella buena acción!), y a pesar de que aquello la comprometía, guardábalo escondido en su cueva, cerca de la Alcazaba...
Allí fue donde la noche antes dos soldados españoles que iban a reunirse a su batallón, y que por casualidad entraron a encender un cigarro en el candil de aquella solitaria vivienda, descubrieron al pobre polaco, el cual, echado en un rincón, profería palabras de su idioma en el delirio de la calentura.
-¡Presentémoslo a nuestro jefe! -se dijeron los españoles-. Este bribón será fusilado mañana, y nosotros alcanzaremos un empleo.
Iwa, que así se llamaba el polaco, según me contó luego la viejecita, llevaba ya seis meses de tercianas, y estaba muy débil, muy delgado, casi hético.
La buena mujer lloró y suplicó, protestando que el extranjero no podía ponerse en camino sin caer muerto a la media hora...
Pero sólo consiguió ser apaleada, por su falta de «patriotismo». ¡Todavía no se me ha olvidado esta palabra, que antes no había oído pronunciar nunca!
En cuanto al polaco, figuraos cómo miraría aquella escena. Estaba postrado por la fiebre, y algunas palabras sueltas que salían de sus labios, medio polacas, medio españolas, hacían reír a los dos militares.
-¡Cállate, didón, perro, gabacho! -le decían.
Y a fuerza de golpes lo sacaron del lecho.
Para no cansar a usted, señorito: en aquella disposición, medio desnudo, hambriento..., bamboleándose, muriéndose..., ¡anduvo el infeliz cinco leguas! ¡Cinco leguas, señor!... ¿Sabe usted los pasos que tienen cinco leguas? Pues es desde Fiñana hasta aquí... ¡Y a pie!... ¡Descalzo!... ¡Figúrese usted!... ¡Un hombre fino, un joven hermoso y blanco como una mujer, un enfermo, después de seis meses de tercianas!... ¡Y con la terciana en aquel momento mismo!...
-¿Cómo pudo resistir?
-¡Ah! ¡No resistió!...
-Pero ¿cómo anduvo cinco leguas?
-¡Toma! ¡A fuerza de bayonetazos!
-Prosiga usted, abuelo... Prosiga usted.
-Yo venía por este barranco, como tengo de costumbre, para ahorrar terreno, y ellos iban por allá arriba, por el camino. Detúveme, pues, aquí mismo, a fin de observar el remate de aquella escena, mientras picaba un cigarro negro que me habían dado en las minas...
Iwa jadeaba como un perro próximo a rabiar... Venía con la cabeza descubierta, amarillo como un desenterrado, con dos rosetas encarnadas en lo alto de las mejillas y con los ojos llameantes, pero caídos... ¡hecho, en fin, un Cristo en la calle de la Amargura!...
-¡Mí querer morir! ¡Matar a mí por Dios! -balbuceaba el extranjero con las manos cruzadas.
Los españoles se reían de aquellos disparates, y le llamaban franchute, didón y otras cosas.
Dobláronse al fin las piernas de Iwa, y cayó redondo al suelo.
Yo respiré, porque creí que el pobre había dado el alma a Dios.
Pero un pinchazo que recibió en un hombro le hizo erguirse de nuevo.
Entonces se acercó a este barranco para precipitarse y morir...
Al impedirlo los soldados, pues no les acomodaba que muriera su prisionero, me vieron aquí con mi mulo, que, como he dicho, estaba cargado de barrilla.
-¡Eh, camarada! -me dijeron, apuntándome con los fusiles-. ¡Suba usted ese mulo!
Yo obedecí sin rechistar, creyendo hacer un favor al extranjero.
-¿Dónde va usted? -me preguntaron cuando hube subido.
-Voy a Almería -les respondí-. ¡Y eso que ustedes están haciendo es una inhumanidad!
-¡Fuera sermones! -gritó uno de los verdugos.
-¡Un arriero afrancesado! -dijo el otro.
-¡Charla mucho... y verás lo que te sucede!
La culata de un fusil cayó sobre mi pecho...
¡Era la primera vez que me pegaba un hombre, además de mi padre!
-¡No irritar! ¡No incomodar! -exclamó el polaco, asiéndose a mis pies, pues había caído de nuevo en tierra.
-¡Descarga la barrilla! -me dijeron los soldados.
-¿Para qué?
-Para montar en el mulo a este judío.
-Eso es otra cosa... Lo haré con mucho gusto -dije, y me puse a descargar.
-¡No!... ¡No!... ¡No!... exclamó Iwa-. ¡Tú dejar que me maten!
-¡Yo no quiero que te maten, desgraciado! -exclamé, estrechando las ardientes manos del joven.
-¡Pero mí sí querer! ¡Matar tú a mí por Dios!...
-¿Quieres que yo te mate?
-¡Sí..., sí..., hombre bueno! ¡Sufrir mucho!
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
Volvíme a los soldados, y les dije con tono de voz que hubiera conmovido a una piedra:
-¡Españoles, compatriotas, hermanos! Otro español, que ama tanto como el que más a nuestra patria, es quien os suplica... ¡Dejadme solo con este hombre!
-¡No digo que es afrancesado! -exclamó uno de ellos.
-¡Arriero del diablo -dijo el otro-, cuidado con lo que dices! ¡Mira que te rompo la crisma!
-¡Militar de los demonios -contesté con la misma fuerza-, yo no temo a la muerte! ¡Sois dos infames sin corazón! Sois dos hombres fuertes y armados contra un moribundo inerme... ¡Sois unos cobardes! Dadme uno de esos fusiles y pelearé con vosotros hasta mataros o morir..., pero dejad a este pobre enfermo, que no puede defenderse. ¡Ay! -continué, viendo que uno de aquellos tigres se ruborizaba-, si, como yo, tuvieseis hijos; si pensarais que tal vez mañana se verán en la tierra de este infeliz, en la misma situación que él, solos, moribundos, lejos de sus padres; si reflexionarais en que este polaco no sabe siquiera lo que hace en España, en que será un quinto robado a su familia para servir a la ambición de un rey..., ¡qué diablo!, vosotros lo perdonaríais... ¡Sí, porque vosotros sois hombres antes que españoles, y este polaco es un hombre, un hermano vuestro! ¿Qué ganará España con la muerte de un tercianario? ¡Batíos hasta morir con todos los granaderos de Napoleón; pero que sea en el campo de batalla! Y perdonad al débil; ¡sed generosos con el vencido; sed cristianos, no seáis verdugos!
-¡Basta de letanías! -dijo el que siempre había llevado la iniciativa de la crueldad, el que hacía andar a Iwa a fuerza de bayonetazos, el que quería comprar un empleo al precio de su cadáver.
-Compañero, ¿qué hacemos? -preguntó el otro, medio conmovido con mis palabras.
-¡Es muy sencillo! -repuso el primero-. ¡Mira!
Y sin darme tiempo, no digo de evitar, sino de prever sus movimientos, descerrajó un tiro sobre el corazón del polaco.
Iwa me miró con ternura, no sé si antes o después de morir.
Aquella mirada me prometió el cielo, donde acaso estaba ya el mártir.
En seguida los soldados me dieron una paliza con las baquetas de los fusiles.
El que había matado al extranjero le cortó una oreja, que guardó en el bolsillo.
¡Era la credencial del empleo que deseaba!
Después desnudó a Iwa, y le robó... hasta cierto medallón (con un retrato de mujer o de santa) que llevaba al cuello.
Entonces se alejaron hacia Almería.
Yo enterré a Iwa en este barranco..., ahí..., donde está usted sentado..., y me volví a Gérgal, porque conocí que estaba malo.
Y en efecto, aquel lance me costó una terrible enfermedad, que me puso a las puertas de la muerte.
-¿Y no volvió usted a ver a aquellos soldados? ¿No sabe usted cómo se llamaban?
-No, señor; pero por las señas que me dio más tarde la viejecita que cuidó al polaco supe que uno de los dos españoles tenía el apodo de Risas, y que aquél era justamente el que había matado y robado al pobre extranjero...
En esto nos alcanzó la galera: el viejo y yo subimos al camino, nos apretamos la mano y nos despedimos muy contentos el uno del otro.
¡Habíamos llorado juntos!
Tres noches después tomábamos café varios amigos en el precioso casino de Almería.
Cerca de nosotros, y alrededor de otra mesa, se hallaban dos viejos militares retirados, comandante el uno y coronel el otro, según dijo alguno que los conocía.
A pesar nuestro, oíamos su conversación, pues hablaban tan alto como suelen los que han mandado mucho.
De pronto hirió mis oídos y llamó mi atención esta frase del coronel:
-El pobre Risas...
-¡Risas! -exclamé para mí.
Y me puse a escuchar de intento.
-El pobre Risas... -decía el coronel- fue hecho prisionero por los franceses cuando tomaron a Málaga y de depósito en depósito, fue a parar nada menos que a Suecia, donde yo estaba también cautivo, como todos los que no pudimos escaparnos con el Marqués de la Romana. Allí lo conocí, porque intimó con Juan, mi asistente de toda la vida, o de toda mi carrera; y cuando Napoleón tuvo la crueldad de llevar a Rusia, formando parte de su Grande Ejército, a todos los españoles que estábamos prisioneros en su poder, tomé de ordenanza a Risas. Entonces me enteré de que tenía un miedo cerval a los polacos, o un terror supersticioso a Polonia, pues no hacía más que preguntarnos a Juan y a mí «si tendríamos que pasar por aquella tierra para ir a Rusia», estremeciéndose a la idea de que tal llegase a acontecer. Indudablemente, a aquel hombre, cuya cabeza no estaba muy firme, por lo mucho que había abusado de las bebidas espirituosas, pero que en lo demás era un buen soldado y un mediano cocinero, le había ocurrido algo grave con algún polaco, ora en la guerra de España, ora en su larga peregrinación por otras naciones. Llegados a Varsovia, donde nos detuvimos algunos días, Risas se puso gravemente enfermo, de fiebre cerebral, por resultas del terror pánico que le había acometido desde que entramos en tierra polonesa, y yo, que le tenía ya cierto cariño, no quise dejarlo allí solo cuando recibimos la orden de marcha, sino que conseguí de mis jefes que Juan se quedase en Varsovia cuidándolo, sin perjuicio de que, resuelta aquella crisis de un modo o de otro, saliese luego en mi busca con algún convoy de equipajes y víveres, de los muchos que seguirían a la nube de gente en que mi regimiento figuraba a vanguardia. ¡Cuál fue, pues, mi sorpresa cuando el mismo día que nos pusimos en camino, y a las pocas horas de haber echado a andar, se me presentó mi antiguo asistente, lleno de terror, y me dijo lo que acababa de suceder con el pobre Risas! ¡Dígole a usted que el caso es de lo más singular y estupendo que haya ocurrido nunca! Oígame y verá si hay o no motivo para que yo haya olvidado esta historia en cuarenta y dos años. Juan había buscado un buen alojamiento para cuidar a Risas en casa de cierta labradora viuda, con tres hijas casaderas, que desde que llegamos a Varsovia los españoles no había dejado de preguntarnos a todos, por medio de intérpretes franceses, si sabíamos algo de un hijo suyo llamado Iwa, que vino a la guerra de España en 1808 y de quien hacía tres años no tenía noticia alguna, cosa que no pasaba a las demás familias que se hallaban en idéntico caso. Como Juan era tan zalamero, halló modo de consolar y esperanzar a aquella triste madre, y de aquí el que, en recompensa, ella se brindara a cuidar a Risas al verlo caer en su presencia atacado de la fiebre cerebral... Llegados a casa de la buena mujer, y estando ésta ayudando a desnudar al enfermo, Juan la vio palidecer de pronto y apoderarse convulsivamente de cierto medallón de plata, con una efigie o retrato en miniatura, que Risas llevaba siempre al pecho, bajo la ropa, a modo de talismán o conjuro contra los polacos, por creer que representaba a una Virgen o Santa de aquel país.
-¡Iwa! ¡Iwa! -gritó después la viuda de un modo horrible, sacudiendo al enfermo, que nada entendía, aletargado como estaba por la fiebre.
En esto acudieron las hijas, y enteradas del caso, cogieron el medallón, lo pusieron al lado del rostro de su madre, llamando por medio de señas la atención de Juan para que viese, como vio, que la tal efigie no era más que el retrato de aquella mujer, y encarándose entonces con él, visto que su compatriota no podía responderles, comenzaron a interrogarle mil cosas con palabras ininteligibles, bien que con gestos y ademanes que revelaban claramente la más siniestra furia. Juan se encogió de hombros, dando a entender por señas que él no sabía nada de la procedencia de aquel retrato ni conocía a Risas más que de muy poco tiempo... El noble semblante de mi honradísimo asistente debió de probar a aquellas cuatro leonas encolerizadas que el pobre no era culpable... ¡Además, él no llevaba el medallón! Pero el otro... ¡al otro, al pobre Risas, lo mataron a golpes y lo hicieron pedazos con las uñas! Es cuanto sé con relación a este drama, pues nunca he podido averiguar por qué tenía Risas aquel retrato.
-Permítame usted que se lo cuente yo... -dije sin poder contenerme.
Y acercándome a la mesa del coronel y del comandante, después de ser presentado a ellos por mis amigos, les referí a todos la espantosa narración del minero.
Luego que concluí, el comandante, hombre de más de setenta años, exclamó con la fe sencilla del antiguo militar, con el arranque de un buen español y con toda la autoridad de sus canas:
-¡Vive Dios, señores, que en todo eso hay algo más que una casualidad!
Almería, 1854.
Novela
La novela es una obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte y cuyo fin es causar placer estético a los lectores. Con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, así como de caracteres, pasiones y costumbres. La vigésimo tercera edición del Diccionario de la lengua española de la RAE la define de manera más general como una "obra literaria narrativa de cierta extensión" y como un "género literario narrativo que, con precedente en la Antigüedad grecolatina, se desarrolla a partir de la Edad Moderna". La novela se distingue por su carácter abierto y su capacidad para contener elementos diversos en un relato complejo. Este carácter abierto ofrece al autor una gran libertad para integrar personajes, introducir historias cruzadas o subordinadas unas a otras, presentar hechos en un orden distinto a aquel en el que se produjeron o incluir en el relato textos de distinta naturaleza: cartas, documentos administrativos, leyendas, poemas, etc. Todo ello da a la novela mayor complejidad que la que presentan los demás subgéneros narrativos.
Las bases de una novela son las siguientes:
- Una narrativa extensa: las novelas tienen, generalmente, entre 60,000 y 200,000 palabras, o de 300 a 1.300 páginas o más.
Aquí radica la diferencia con el cuento. Existe una zona difusa entre cuento y novela que no es posible separar en forma tajante. A veces se utiliza el término nouvelle o novela corta para designar los textos que parecen demasiado cortos para ser novela y demasiado largos para ser cuento; pero esto no significa que haya un tercer género (por el contrario, duplicaría el problema porque entonces habría dos límites para definir en lugar de uno).
Hay otras diferencias entre novela y cuento: la novela aparece como una trama más complicada o intensa, con mayor número de personajes que además están más sólidamente trazados, ambientes descritos pormenorizadamente, etcétera.
- Es de ficción, lo que la hace diferente de otros géneros en prosa como la historia o el ensayo.
- En prosa, lo que la separa de los relatos ficticios extensos en forma rimada. No obstante, Eugenio Oneguin, de Aleksandr Pushkin, se considera una novela, aunque está en verso.
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